
Actualmente, hay cuatro equipos compitiendo, todos con el objetivo de ser campeones y para lograrlo, se entregan a la competencia, esforzándose para alcanzar su meta.
Ahora, el problema radica en las pocas personas que asisten a dicho evento. A veces van tan pocas, que podrían organizarse todas cómodamente, en la grada de menor capacidad para espectadores. Entre los ausentes, están la mayoría de los padres de los jóvenes que participan en el torneo.
Da pena y vergüenza, que muchos de los de padres de los jóvenes, que compiten cada noche en poli deportivo de El Valle, prefieran quedarse en casa viendo un juego de pelota o una novela, jugando domino o tal vez “beber romo” en una de las barras que contaminan mi ciudad, antes de dar apoyo a sus hijos que comparten sanamente en una actividad deportiva y cultural.
¿Qué esperanza tenemos, si los primeros que se supone que tienen que apoyar a nuestros jóvenes en las cosas buenas, mejor los maltratan, ignorándolos y poniendo cosas sin valor, en el lugar que éstos se merecen?
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