A los DIABLOS vestidos de santos de mi pueblo, no les tengo miedo.

Por J.A.Pérez

En El Valle hay muchas personas que de alguna manera u otra perjudican la tranquilidad que se disfruta en nuestro municipio, así como su desarrollo. Borrachones impertinentes que alteran la paz y  traficantes locales que les venden “basura” a nuestros jóvenes, la cual estos últimos consumen para tarar de olvidar algún problema o para sentirse valiente por un momento. Pero que a fin de cuentas, el vicio los maltrata a  de tal manera, que se convierten en parásitos sociales. 

También están algunos viajeros. Esos que se creen mejor que todo el que no ha viajado. Se llenan la boca construyendo una imagen de que ellos viven como reyes y reinas en patria ajena, cuando la realidad es que se lo está llevando el “diablo”, trabajando como esclavos para comprar un boleto de avión, unas cuantas “pintas”, traer unos cuantos billetes extranjeros y algunos lujos adicionales. Todo esto, para aparentar algo ajeno a su verdad y venderles sueños a los que nunca han tenido la  oportunidad de viajar, produciendo una necesidad artificial en éstos, que casi los obliga a pensar que la única manera progresar, es abandonando su tierra, ya sea casándose con un “gringo” o una “gringa” “cogiendo una yola”, con “un machete” o cualquier otra cosa que los ayude a emigrar. 

Pero, no es precisamente de esas personas que quiero hablar. Si no de esos hombres y mujeres que disfrazan su maldad detrás de una imagen bondadosa y que por desgracia, son protegidas por alguna institución perteneciente a El  Estado o la iglesia.

En El Valle existen personas que aprovechan sus relaciones políticas y/o religiosas para maltratar a individuos específicos porque no piensan como ellos o por envidia. También utilizan las mismas, para beneficiarse personalmente, haciéndoles creer a esas instituciones que confían en ellas, que se está ayudando al pueblo en general, siendo esto falso. Entonces, cuando aparece gente como yo, que denuncian estas cosas, los enemigos del pueblo quieren acabar con nosotros, porque representamos un peligro para sus planes egoístas.

Quiero decirles a esos “DIABLOS” vestidos de santos, que ya estoy “jarto” de que un grupito quiera adueñarse de lo que nos pertenece a todos. Entiendan también, que no les tengo miedo y que no “cojo” ni chantajes, ni amenazas, ni sobornos. Ni mi padre, que es el hombre que más respeto en este mundo, me puede privar del derecho de expresarme y más cuando se trata de una injusticia.

Yo estoy resuelto a defender mi pueblo, el que se sienta comprometido  con el bienestar del mismo, que me acompañe.