El río de la vida,
Con los años me ha ido enseñando,
A sortear las piedras,
Que en sus aguas he ido
encontrando,
Pero algunas no las veo,
Y me pegan en la cara,
Y otras a traición,
Me golpean por la espalda.
El río sigue el curso,
Que imponen los de siempre,
Y yo como un pez vivo,
Nado contra corriente,
En este río contaminado,
Lleno de peces muertos,
Que me señalan con el dedo,
Por decir lo que pienso,
Como llenas,
Algunos esperan, verte en el
suelo derrotado,
Hacer leña del árbol caído,
Son las miserias del corazón humano,
Pero nada me puede detener,
Cuando creo en lo que estoy
haciendo,
Pero nada me puede ya parar,
Ni en este rio ahogar mis sueños,
Solo al final del rió, solo al final
Al fundirse con el mar,
Y entre el color plateado de las olas,
Que la muerte marque mi hora,
Fragmento de “Ladran, luego cabalgamos”
Los Muertos de Cristo (Rapsodia Libertaria Vol. II.)
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